LA TREGUA


¡Hola! Te digo sonriente mientras me acerco a tu cama, quizá hoy no tengas ganas de contestarme, ¡te has quedado callado como tantas veces!, o te haces el dormido como de costumbre, ya un par de veces te he sorprendido; te toco la mano y esta vez no te molestas, ¡quizá si está dormido! pienso para mis adentros,  me acerco lentamente y me recuesto sobre tu pecho, ¿Sabes?, hace mucho que no estamos bien,  hace mucho que te alejas de mi , que derramas sobre mi baldes de agua fría cada vez que digo te quiero, quisiera saber que paso, en qué momento dejaste de quererme, En que momento empezaste a ser tú y dejamos de ser nosotros,  ¡pero bueno dejemos eso! , gracias por permitirme estar en tu pecho, quiero pensar que has aceptado mi propuesta, que la tregua entre nosotros ha comenzado, que no habrá más gritos ni golpes, que no te tirare el café por la mañana, que ya no habrá más lazos en mis manos,  prometo ser la chica de la que te enamoraste, no mas pastillas, no mas peleas, no más gritos ni rasguños, sé que te he hecho daño, pero tú también has sido indiferente, cada vez que te quería tu pasabas de mi como sin nada;  cada vez que te tocaba  una fuerte bofetada acaloraba mi mejilla, te odie mucho tiempo, pero últimamente no dices nada, vas mas lento por la casa, a veces me molestan tus sandalias esas que llevas a rastras, pero ya no te odio, te extraño, quizá deberíamos intentarlo de nuevo , hoy estas mas alegre me has permitido estar en tu pecho. Hoy me sonreíste antes de venir a la cama.  ¿te importaría sellar nuestra tregua con un beso?
-Se acerco lentamente a sus labios para descubrir que no había tregua, era la muerte la que con él ya estaba.  

Karinee del Castillo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA CARTA QUE NADIE TE ESCRIBIÓ

Primer encuentro.

La tristeza de ser puta.