Primer encuentro.


Hay días en los que me siento indestructible, en que la magia de la vida hace lo suyo y voy por cada rincón con una sonrisa, pasó frente al tendero y le doy los buenos días, parece sorprendido, como si saludara a un desconocido, ¡Don chucho Buenos días! grito con euforia, quizá don Chucho hoy no está de buenas apenas su sonrisa gris logra mostrar sus disparejos dientes, Sigo caminando mientras recuerdo lo acontecido horas antes.

La noche estaba sombría, una tormenta terrible azotaba la cuidad, la lluvia parecía un gigante arremetiendo contra la puerta, no podía dormir, y el miedo era inminente, truenos, y relámpagos azoraban mi mente, uno que otro sobresalto me tenía a esperas de que algo cayera, la noche parecía interminable, el goteo del tejado era estrepitoso. Pronto una rata buscó refugio bajo mi techo, ¡quién diría que una mansión como esta tendría una visita tan nauseabunda! En fin, la dejare pasar la noche, una compañía no grata me relajara un poco pensé, me levante y busque el espejo más cercano, todo esto parece un cuento tengo una maldita rata de vecina y un espejo con grecas que me recuerdan al que tuve de niña, me aliso el cabello y me pongo mi mejor vestido - ¿A dónde vas? ¿Acaso ya no temes a las tormentas? - ¿Quién anda Ahí? - grite tratando de ocultar el miedo.

- ¿Tan rápido te has olvidado de mí? - ¿Acaso no recuerdas quien te sacó del Lago aquella noche? -

- ¡Dime quién eres o llamaré a la policía!

-ja, ja, ja ¡Hazlo! y cuéntales que te deshiciste de su cadáver mandándolo a lo más profundo ¡ah! y diles también que no has visto lo que sucedió en el parque, anda, anda. Llámales-.

 Me quede perpleja, no lograba recordar quien era, pero su voz me es familiar me quede pensando mientras miraba al rincón donde la oscuridad ocultaba identidad.   

- ¿que? ¿aún no sabes quién soy? Ja, ja, ja, ja sigues siendo la misma tonta de siempre pero hoy tengo buen humor, siéntate te contaré. 

Un gran trueno me hizo sentar de golpe, el eco de su voz aún resonaba en el espacio, su voz era ronca y fuerte, como si hablara un león y un dragón al mismo tiempo. 

Esto no te gustara pero te refrescara la memoria vuelve 10 años atrás Hay un foco roto en la habitación, eras una niña de escasos 9 años eran pasadas las 6 de la tarde, jugabas a las escondidillas cuando tu madre comienza a gritar una y otra vez que vayas por el maldito foco, por alguna razón no quieres hacerlo pero eres la mayor, la valiente así que te dispones a ir sola, ¡muy valiente niñita! pero eres demasiado chica y dudan de tu capacidad. ¡Perderás el dinero! ve con tu hermano! Se escucha una voz al fondo de la sala, y el pequeño duende con ojos azules apenas escucha eso se va corriendo, ¡en fin! te apresuras a tomar el dinero, sales rápidamente a la única tienda pasando el puente, tomas el foco y corres de regreso a casa estas a escasos metros de pasar el puente cuando algo te detiene, miras hacia arriba apenas puedes ver sus dientes amarillos, sus cachetes grandes y sus manos sucias que detienen tus hombros, -¡espera niñita!- dice;  su aliento nauseabundo te provoca nauseas, sus manos peludas y gordas te jalan del pequeño brazo, caminas a regañadientes,-  ¿recuerdas eso? -.

<Farith suspira>- ya recuerdo; sollozaba y forcejeaba mientras intentaba gritar que parara pero como tantas veces de mi garganta no salía sonido alguno, su amenaza rondaba una y otra vez en mi mente, las piedras lastimaban mi espalda, sus manos lastimaban mi cuerpo, yo solo esperaba a que alguien me encontrara y me salvará, poco a poco entre el dolor y el llanto , por un instante solicite la ayuda del cielo, cuando comprendí que una vez más me ignoraba; invoque a todos los demonios que a mi corta edad conocía.

- ¡Que sea todo el fuego del infierno sobre ti, y tus asquerosas manos!, - ¡Que sea todo el fuego del infierno sobre ti, y tus asquerosas manos! Repetía una y otra vez mientras forcejeaba.

- ¿qué dijiste Maldita? ¿Acaso quieres terminar como Marisol? -  gritaba mientras se acercaba a mi boca y desgarraba mi vestido; pero en ese instante deje de luchar me sentía otra persona una fuerza enorme recorría mi interior, algo ardía en mi pecho, seguía luchando con todas mis fuerzas, y parece que el infierno me ha escuchado.

-Juro que te mataré algún día, por todos los infiernos de este y todos los mundos haré de tu vida un desastre y te matare lentamente. - ¡Que sea todo el fuego del infierno sobre ti! -  Sin saber que mis deseos eran más un conjuro que una petición seguía repitiendo en voz muy baja aquellas palabras, no sabía de dónde provenían, solo fluían de mi ser como si alguien más hablara por mí. no era consciente de lo que pasaba, solo sabía que estaba ahí revolcada sobre el suelo frío, las piedras escaldando mi espalda y sentía un asco enorme por aquel ser repugnante.

Sus manos asquerosas me soltaron como si se hubiese quemado con mi piel, ya no tenía más miedo en ese instante y con toda la fuerza que mis brazos permitían lo empuje de mí y me levante rápidamente, mis codos sangraban por la presión contra las piedras, ¡poco me importaba! Todo aconteció rápidamente como si algo me moviera, me sentía poseída, llena de coraje y de odio, mientras caminaba sus amenazas se escuchaban cada vez más lejanas, y yo solo pensaba en aquella niña que días atrás fue mi compañera.

 Antes del amanecer los perros gruñían y peleaban, uno a otro se arrebataba lo que parecía un trozo de carne, papá salió y yo corrí detrás de él, horrorizado el vecino grito ¡es una niña! ¡es una niña!, todos se alarmaron con palos y tiros lograron ahuyentar a los canes, el cuerpo deshecho de aquella niña estaba irreconocible, sus brazos fueron arrancados a mordidas, su rostro desfigurado, pero todos intuían quien era, Marisol se había perdido dos días antes, buscaron en el bosque cercano a la primaria y nadie dio razón de ella y ahora fueron los perros quienes la han regresado.

- ¡Fue el! - Él la había asesinado, pensaba en eso más que en lo que me había pasado, corrí tan rápido como mis piernas permitían el rio estaba cerca, se escuchaba como el agua golpeaba contra las piedras, el ruido era cada vez más fuerte, me detuve frente a la cascada donde papá me dijo que nunca me acercara, mi corazón quería escapar de mí, me deje caer frente a las rocas, mis manos temblaban sin cesar, mis piernas estaban llenas de sangre, no quedaba nada de aquel vestido azul que era mi favorito. Lloré y maldije mi suerte desde ese día, odie a mis padres por dejarme salir, me odie a mi misma por no ser más fuerte y blasfeme contra aquel Dios que permitió que todo esto pasara.

Me quede dormida a la orilla de aquel río, el llanto y dolor me habían vencido, la oscuridad cubría la mayor parte del camino y con ello todas sus fechorías.

¡FARITH!, ¡FARITH! Escuche mi nombre y desperté con sobresalto, mis lagrimas no cesaban, voltee temerosa, estaba desorientada pero la voz me gritaba cada vez más fuerte - ¡FARITH! – ven conmigo decía.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo entumecido, de pronto la voz se hacía más insoportable, se sentía cada vez más cerca.

- ¡No tengas miedo! – Has blasfemado contra tu dios en busca de ayuda y el señor del infierno me ha pedido ser tu guía, seré tu acompañante mientras cumples tu promesa.

- ¿qué promesa? Pregunté mientras sollozaba, estaba confundida, no recordaba nada, solo me sentía nauseabunda, dolorida y hueca, como si el alma me faltara.

Ya te recuerdo… Tu me sacaste del bosque y me has atormentado cada día.

- ¡Yo diría que he sido tu apoyo más que tu tormento! -  Gruñó aquel ser sin dejar ver su rostro. 



Karinee del Castillo


Imagen de Stefan Keller

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