CARTA A MI PADRE



Odio tu prepotencia y tus  malas palabras, tu forma tan burda de exigir las cosas, odio tanto lo que tu carácter representa,  odio que provoques mis ganas de vomitar, que no pueda decirte ¡basta! Porque eres mi padre, ¿pero que carajos haces ofendiendo al mundo por no prestarte atención si fuiste tú quien no hizo nada por ganarla? ¿Qué carajos haces demandando lo mejor, si nunca  te esforzaste por tenerlo?  Acaso tu egoísmo sigue siendo tan fuerte como tu  carácter a los 30?  Con que derecho gritas y exiges ahora, si ni siquiera conoces lo  que me gusta o lo que me aturde, si nunca te has tomado el tiempo para saber que esperaba de ti.
Estoy enojada y me haces sentir miserable, porque una parte de mí dice que debo ser buena pero una más me cuestiona y dice: ¿buena para qué? ¿Con quién? , esto genera conflicto en  mi alma, ni siquiera puedo estar en paz cuando tu existes, porque odio tus exigencias, tus formas estúpidas de resolver las cosas, ¿acaso no entiendes que yo no puedo resolver tu vida?, que no me diste suficientes herramientas para tenerte paciencia, que no tengo ganas de escuchar tus reclamos sobre la vida, que no quiero que contamines lo que con tanto llanto he limpiado. ¡Basta ya por favor!
.- Compórtate, deja de sonreír por bobadas-.  ¿Te molesta que sonría con el mundo? ¿Y qué esperas que haga? ¿Qué gruña, grite  y que me amargue la vida como tú lo haces? ¿Acaso es ese tu legado? ¡Basta Ya! ; Ya no tengo 6 años, ahora soy libre, feliz a mi manera, aunque en el fondo sigas haciéndome mierda, ahora soy yo quien se da la vuelta dándote la espalda y no por rencor si no por amor propio. ¡Sí amor propio! Ese que aprendí en la calle, con extraños, con la familia que  me arropo cuando tú me abandonaste,  con la hermana que cuido de mi cuando el miedo entro a mis huesos, por culpa de aquel hombre que intentó violarme, así aprendí y así sonreí de nuevo; ¿con que derecho vienes a decirme que no sonría tanto, que me comporte?  Mientras tu jugabas a ser el todopoderoso yo rogaba porque no me mandaran a la calle tan tarde, sollozaba cada vez que me pedían ir a la tienda, porque no sabía cómo ser valiente, porque no sabía decir no y tampoco tenía derecho de quejarme porque esas cosas pasan, porque a las niñas las insultan en la calle y les faltan al respeto ¡pero es normal!  ¿Y dónde estabas tú?  ¿Sabes cuantas veces recordé tu espalda mientras salías por esa puerta, sabes cuantas veces me culpe porque te fuiste? ¡No, no lo sabes! ¡Porque sigues siendo un egoísta! Y vienes a mí porque ya no tienes nada o porque quizá en el fondo me extrañaste ¡qué va!,  necesitas un basurero capaz de recibir toda la miseria que llevas dentro, y que encima no diga nada, pero se equivoca Padre!  Ya no soy tan gris, un poco de luz entro a mi vida y si Ud. está aquí para opacarme sírvase abrir la puerta del fondo y quédese ahí para siempre
        Karinee del Castillo.-



Comentarios

Entradas populares de este blog

LA CARTA QUE NADIE TE ESCRIBIÓ

Primer encuentro.

La tristeza de ser puta.